miércoles, 15 de septiembre de 2010

Entrevista Víctor González / DIARIO DE NARANJAS / Soloteatro.cl

02 de Septiembre 2010
Víctor González
Premio mejor dirección del Festival de Dirección Teatral

Disponible en : http://www.soloteatro.cl/carteleraEntrevistaListado.php
Junto a su Compañía Sintético Teatro, este director, dramaturgo y actor nos trae "Diario de naranjas: Prohibido decir adiós sin despedirse", una obra pop, urbana, basada en la metáfora y con una pincelada de canto y baile.

Por Tania Araya
Víctor González, Director y Dramaturgo 
Naranjas y soledad. O algo en ese estilo. Víctor González tiene 27 años y con su segunda obra, escrita y dirigida por él, ganó el premio de Mejor Dirección del 10º Festival de Dirección Teatral, organizado por la Universidad de Chile. Esto no sólo le significó una temporada a "Diario de Naranjas" en la Sala Agustín Siré, sino una beca para el Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral de dicha Universidad.
González egresó el año pasado de Actuación en la Universidad Católica y está terminando la práctica de Pedagogía. Su primera obra fue "Pájaros quebrados", la que montó en español y luego en inglés. Hoy, además de las funciones y de hacer clases en un colegio y en la universidad, reescribe "Las sirvientas", de Jean Genet.
"Diario de Naranjas" habla de la despedida y de las relaciones de pareja, "de cómo a veces uno da por terminada la relación y olvida decirle a la otra persona, entonces la relación puede seguir por años, pero se acabó hace rato. Y eso es lo interesante de Las naranjas", dice Víctor. Es una obra pop, juvenil, que tiene relación con lo urbano, lo plástico y está más centrada en el texto que en la acción.
¿Qué significa para ti obtener esta beca de magíster?
No era algo que tenía previsto. No pensaba hacer un magíster en arte, pero me parece interesante, sobre todo porque está vinculado con la dirección teatral. Cuando nos mencionaron como uno de los ganadores, entonces me dije 'es la oportunidad quizás', las cosas pasan por algo. Como equipo aspirábamos al tema de la temporada, que era parte del premio. Pensar en el magíster era un tema individual, porque no lo podría compartir con los chicos. Lo bueno de haber ganado es que te abre puertas, puedes postular proyectos a otras salas de teatro y tener más posibilidades de que te dejen. Ahora ya no somos 'NN', somos una compañía que ganó un galardón en un festival, que es uno de los festivales más importantes a nivel de dirección.
¿Cuáles eran tus proyectos antes de ganar y qué cambió ahora con el premio?
El magíster lo voy a usar. El tema de la docencia me interesa mucho, ya sea en teatro u otro ámbito educacional, sobre todo lo que tiene que ver con el tema vocal, y este magíster me va a ayudar mucho en eso. Mi futuro lo visionaba haciendo clases en un colegio, en la universidad, haciendo mi práctica de pedagogía, y ensayando en la tarde Las Naranjas, y con un festival se me rearmó la vida por los próximos dos años. Eso es lo divertido. Que tenía mi vida en una sala de clases todas las mañanas hasta diciembre y en marzo entraba a trabajar como profe en un colegio. Pero la beca es vespertina, entonces voy a poder hacer mis cosas en el día.
¿Dirigir o actuar? ¿O las dos juntas?
Las voy a llevar en paralelo. Necesito darme una vuelta actoral súper grande para sentirme un buen director. Por otro lado, la autodirección es compleja. En este minuto, recién saliendo de la escuela, no estoy capacitado para autodirigirme. O dirijo o actúo, además de escribir. Quiero actuar siempre, quiero morirme actuando. Además, la universidad te da otras herramientas que tienen que ver con la dramaturgia. Yo nunca pensé que podría escribir, pero cuando empecé a explorar, me di cuenta que tenía alguna habilidad pequeña y me lancé a escribir. Postulé a unos festivales y tenía la posibilidad de dirigir mi propio texto, bacán. Me gustó mucho dirigir, me gusta escribir y por sobre todo actuar.
¿De dónde surge la idea de "Diario de naranjas"?
El texto lo escribí  este verano, eran pequeños bocetos que tenía. Las naranjas son cartas. Cartas que uno guarda cuando tienes 15 y te carteas con niñas, son una recopilación de algunas que tenía guardadas yo -que escribí y que me respondieron- también que le encontré a mi hermana y en Internet. Este verano, por un tema personal, un quiebre amoroso, estaba más sensible y más permeable a este tipo de temática. Empecé a leerlas, a ordenarlas, qué historias podía sacar de ellas y se fueron armando las naranjas. Tiene mucho de biografía personal, yo creo que si ex parejas fueran a ver la obra, les daría una vergüenza terrible escuchar sus palabras puestas en escena.
En la obra se menciona varias veces a Mario Benedetti ¿Cuál es su incidencia en ti y en la obra?
Como dramaturgo me gusta Benedetti. Amo "La noche de los feos", en un momento de la vida se me cruzó este cuento y me quedó como una espina ahí clavada. En algún minuto, sea escribiendo o actuando, iba a tomarla. Encontré que "La noche de los feos" tenía un paralelo con esta pareja que está en la estación de buses. Ellos tratan de enamorarse y fuerzan su relación, pero finalmente se dan cuenta que en verdad no funciona. También hay un poema de Benedetti presente en "¿Qué le queda a los jóvenes?" que tiene que ver con la visión más utópica y político-social del autor.
"Diario de Naranjas" es muy dinámica, tiene mucho texto y personajes, pero es de corta duración ¿No crees que daba para más?
Sí, pero lo que me gusta de eso es que la obra tiene un timing súper rápido, tú te sientas y no puedes parar, no hay cabida ni a mirar los focos. A veces uno va a ver obras y hay momentos en que guatea. Bombardear al público con imágenes, sonido, baile, sensación y emoción, es una propuesta de dirección.
¿Y no te arriesgas a perder un poco de profundización en la escena con ese timing?
Hay un trabajo de repetición constante, a nivel de texto y de parejas, o sea la misma situación de pareja se repite en otras escenas, pero en un lugar y con actores distintos. Es como agarrar al público, suspenderlo y se acaba. Las conclusiones las sacas tú; ándate pensando a tu casa entre si eres una naranja o una mandarina. El timing también tiene que ver mucho con la ciudad, lo urbano, con esas calles de Santiago que tienen ese no sé qué, ese qué sé yo, que tiene que ver con la velocidad a la que nos movemos nosotros. Gente que corre, nadie se mira, nadie se conoce.
¿Víctor González tiene ya un estilo definido?
No lo sé, pero si le preguntas a un profesor o un amigo que ha leído algún texto, hay un dejo de melancolía que me han indicado siempre, de extrañar algo que ya pasó. Desde la dirección, siempre me gustaría que hubiera canto y baile. Creo que el canto alegra la vida

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