domingo, 19 de septiembre de 2010

Comentario DIARIO DE NARANJAS en LAPOLLERA.CL

Prohibido decir adiós sin despedirse

10 Septiembre 2010 por Isabel Sierralta 

Julio Lobos y Javiera Tarragó, Diario de Naranjas, Septiembre 2010, sala Agustín Siré

Esta obra, de la compañía Sintético Teatro, escrita y dirigida por Víctor González, obtuvo el primer lugar en la 10ª versión del Festival de Dirección Teatral organizado por el Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. El premio consistía, en parte, en una temporada en la sala Agustín Siré. Y ahí fui invitada.
Entre el público, muchos estudiantes de teatro. Al fondo del escenario un bastidor que simula un edificio, una ciudad. El elenco, 4 hombres y 4 mujeres vestidos a la usanza urbana: colores oscuros, chaquetas de cuero y los infaltables audífonos grandes, que ya pasan a ser una especie de ícono de la incomunicación, del aislamiento del sujeto urbano. De pronto una violinista y un cellista comienzan a tocar “Un verano naranja”, cantada por los 8 actores y actrices que componen el elenco, bailada con una coreografía naif, al estilo nueva ola. Desde aquí los actores representarán distintas escenas que tienen como hilo conductor el problema de la comunicación en los jóvenes, la dificultad de decir, el problema de los términos, de los adioses, del exceso de melodrama (en el mal sentido). El lenguaje es, como el vestuario, cotidiano, coloquial, típico de cualquier joven chileno de estos tiempos.
Además de esta especie de coro que interviene en distintos momentos, se lleva a escena un relato más lineal, protagonizado por una pareja que parecen ser desconocidos: él con un violín que no sabe usar, ella con un estuche de violín vacío. Ambos esperan en un terminal de buses su propio bus, pero sin hacer esfuerzo real alguno para subirse. Simplemente pasan el tiempo y el final de la obra nos dice que lo seguirán haciendo una y otra vez, sin decidirse a irse o a subirse. El adiós nunca se dice, siempre hay una excusa para continuar en ese estado intermedio, indefinido. Ni fu ni fa, ni esto ni lo otro.
El aspecto predominante en esta puesta en escena es lo textual. Según se aprecia en la obra misma, y según explica el director, la obra se compone a partir de fragmentos tomados de distintas fuentes, unidos por los textos del dramaturgo. Entre las fuentes utilizadas figuran 2 textos deBenedetti: el poema Qué les queda a los jóvenes y el cuento La noche de los feos, títulos que, junto al nombre del uruguayo, son mencionados explícitamente en la obra. Además se recurre a correos electrónicos privados en que se decía algo en torno al término de una relación o algo así.
A través de estos recursos, y a partir de la idea del diario como espacio personal de auto confesiones, Víctor González crea un texto en que aparecen unos personajes caracterizados nada más que por su juventud. Son un colectivo que acusa una enorme dificultad en expresar verbalmente y sin dramones los sentimientos en torno a las relaciones de pareja, la media naranja. “¿Decepción se llama esa wea?”-pregunta una perturbada mujer. “Que piden disculpas por la forma de decir las cosas, que parecen no saber qué hacer ¿Qué les queda a los jóvenes, Mario?”
La perspectiva deja con un gustito un poco amargo, no hay naranjas, aunque se cree en ellas, hay puras mandarinas. Se opta por la inmovilidad y vaya que parece difícil decir con las palabras adecuadas. En fin, hay muchas cosas que descifrar en el texto. Comente usted qué fue lo que descubrió.

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