jueves, 30 de septiembre de 2010

UNA ESTACIÓN DE BUSES EN LAS CALLECITAS DE SANTIAGO, ¿CACHAY?

Una Mirada al Diseño: DIARIO DE NARANJAS
Por SEBASTIÁN PRADO

Diseñador 30 de septiembre de 2010.

La lectura de guión, la observación de ensayos, consultas al equipo y por tanto, la participación total de éste en las decisiones a tomar. De aquí surge el diseño final de Diario de Naranjas: Prohibido decir adiós sin despedirse, un mix de múltiples factores.
Primeros bocetos, Junio 2010. Sebastián Prado
Para la creación del diseño de Diario de Naranjas, fue fundamental el trabajo “en terreno”, por decirlo de algún modo. No se trataba sólo de ajustarse al presupuesto económico para la realización escenográfica, ni tampoco a las lecturas de guión y conversaciones con el director, fue necesario el estar presente desde un comienzo y echar a volar la imaginación.  
El giro estuvo en el conocer e integrar a los personajes-actores; cómo son ellos, qué imaginaban y cómo visualizaban sus roles. Desde la observación de las personas, hasta el análisis del lugar mismo de los ensayos,  fueron fundamentales en la conformación de la ciudad. Aquella ciudad que recibió a las Naranjas en sus 12 funciones. Un laberinto humano donde todos nos podemos perder, un laberinto vanidoso, expuesto, exhibido a rato mental y rato físico, un laberinto del cual había que hacerse cargo y traducir desde el diseño. Lo urbano como sublime, pero a su vez, evidente. Aquella jungla de cemento de la cual somos parte y que Diario de Naranjas traía consigo.
Primeros ensayos, Junio 2010, Campus Oriente UC
En base a esto y a los recursos, es que se fue construyendo la escenografía, evaluando la estructura y la composición, intentando generar un total y no un área ajena al montaje.  La selección de colores, texturas y materiales fueron de gran relevancia. La búsqueda constante de aquella comodidad, que tarde o temprano se transformó en incomodidad para el espectador fue el resultado de un proceso sometido a continuos cambios, incluso mientras corrían las funciones.
Diario de Naranjas, Agustín Siré,U.Chile.Septiembre 2010.
Si bien, las callecitas de Santiago tienen ese qué se yo, hubo un intento de abstraer la ciudad no a nuestra referencia directa, sino a una más universal, a una ciudad plagada de edificios, a lo plano de la rutina, a los recovecos que existen en las metrópolis, al mismo recorrido y caminar de las personas.  Al tránsito y, por tanto, al estancamiento en esta dualidad, tal como las parejas, tal como las naranjas, tal como las mandarinas que nunca serán naranjas.



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